Las lesiones deportivas son un riesgo común para quienes practican cualquier tipo de actividad física, ya sean deportistas profesionales o aficionados que lo hacen en su tiempo libre. Estas lesiones pueden variar en gravedad, partiendo desde pequeños esguinces y torceduras hasta llegar a sufrir fracturas o desgarros musculares. La lesión puede ocurrir en cualquier momento debido a movimientos bruscos, impactos o sobrecarga, siendo las partes del cuerpo más afectadas las articulaciones, los músculos y los tendones.
En este sentido, el tratamiento de las lesiones deportivas varía dependiendo de la gravedad. En muchos casos, el reposo, la aplicación de hielo, y la compresión y elevación de la zona son suficientes para acelerar la recuperación. Sin embargo, en lesiones más graves, como fracturas o desgarros importantes, puede ser necesario recurrir a la fisioterapia o incluso a intervenciones quirúrgicas para lograr una recuperación completa. Para evitar esto, prevenir las lesiones deportivas es clave para evitar que afecten el rendimiento a largo plazo. Un calentamiento adecuado, el uso de equipo de protección, y la técnica correcta en el deporte son fundamentales. También es importante escuchar al cuerpo y descansar lo suficiente, permitiendo que los músculos se recuperen adecuadamente entre entrenamientos.

En consecuencia, para la correcta prevención de problemas musculares y articulares, los fisioterapeutas especializados contribuyen con su conocimiento sobre el cuerpo humano y la biomecánica, orientando a los pacientes y deportistas a adoptar hábitos saludables para evitar lesiones. A través de pautas bien estructuradas, es posible reducir el riesgo de sufrir dolores y molestias que puedan interferir en la actividad diaria o deportiva. Para muchos, los tratamientos de fisioterapia se realizan únicamente cuando se ha sufrido la lesión, pero, el trabajo de un buen fisioterapeuta va más allá, elaborando estrategias que, al implementarse, disminuirían la posibilidad de sufrir lesiones. A continuación, hablaremos de estas estrategias en profundidad.
Realizar un calentamiento adecuado

El calentamiento prepara el cuerpo antes de cualquier actividad física, por ello, es una fase fundamental del entrenamiento. Un buen entrenamiento se centra en realizar movimientos suaves y progresivos que ayuden a aumentar la temperatura corporal y activar los músculos y las articulaciones que van a actuar en el ejercicio. De este modo, se mejora la circulación sanguínea y se flexibiliza el cuerpo, lo que facilita la ejecución de movimientos más complejos y de mayor intensidad sin riesgo de sufrir una distensión muscular o un esguince.
Los fisioterapeutas recomiendan llevar a cabo ejercicios dinámicos como rotaciones de brazos, saltos suaves o estiramientos activos antes de entrenar o practicar deporte. De esta forma y solamente con unos minutos de calentamiento, se reduce considerablemente el riesgo de sufrir lesiones durante la actividad.
Utilizar el equipo adecuado
Tanto en el deporte como en la vida cotidiana, es importante utilizar el equipo adecuado para cada actividad. El uso de calzado apropiado es fundamental, especialmente en deportes de alto impacto como el running o el baloncesto, donde las articulaciones de las piernas, como las rodillas y los tobillos, están sometidas a grandes cargas.
Un mal calzado llega a provocar problemas de alineación que desencadenen en lesiones crónicas o agudas. En situaciones en las que la pisada se vea comprometida, se recomienda visitar a un especialista para hacer un estudio de pisada, que puede determinar si es necesario el uso de plantillas para la práctica de deporte.
Escuchar al cuerpo y descansar adecuadamente
El descanso es tan importante como el ejercicio en la prevención de lesiones, ya que, sobrecargar el cuerpo con sesiones puede debilitarlo. El cuerpo necesita tiempo para recuperarse, especialmente después de actividades intensas. La fatiga muscular y la acumulación de estrés físico aumentan el riesgo de sufrir una lesión, ya que los músculos y las articulaciones no están en condiciones óptimas para soportar el esfuerzo.
Mantener una técnica adecuada durante el ejercicio

Una técnica incorrecta al hacer ejercicios es la causa principal de muchas lesiones, especialmente en deportes que implican movimientos repetitivos o de alta intensidad. Por ejemplo, en el press banca con barra, una mala postura o un mal control del movimiento llega a generar problemas en la espalda o las articulaciones.
Contar con la orientación de fisioterapeutas especializados o entrenadores personales certificados ayuda a aprender la técnica correcta y evitar sobrecargar ciertos grupos musculares o articulaciones.
Incorporar estiramientos en la rutina
Los estiramientos son obligatorios antes y después de la actividad física, ya que, ayudan a mantener la flexibilidad de los músculos y a prevenir tensiones musculares que podrían derivar en una lesión. Los estiramientos deben realizarse de manera controlada y sin rebotes, prestando atención a los límites del cuerpo para evitar un estiramiento excesivo que provoque daño. De esta manera, con los estiramientos se logra una herramienta para gestionar la flexibilidad del cuerpo y prevenirlo ante de lesiones derivadas de malos movimientos.
Mantener una buena hidratación

La hidratación es esencial para el buen funcionamiento de los músculos y las articulaciones. Un cuerpo deshidratado es más propenso a sufrir calambres, fatiga y lesiones musculares, ya que, está más tenso. Durante el ejercicio, se pierde una gran cantidad de líquidos a través del sudor, por lo que es importante reponer esa pérdida bebiendo agua antes, durante y después de la actividad física.
Fortalecer los músculos de manera equilibrada
El fortalecimiento muscular es clave para prevenir lesiones, ya que un cuerpo fuerte y equilibrado está mejor preparado para soportar cargas y realizar movimientos intensos sin riesgo de sufrir daños. Los fisioterapeutas especializados sugieren trabajar todos los grupos musculares, no solo los más visibles o los que más se utilizan en un deporte específico.
Una buena rutina de entrenamiento en el gimnasio tiene como prioridad ejercitar cada músculo del cuerpo un determinado día. Por ejemplo, una rutina en la que se entrena 3 días por semana, puede estar formada por un entrenamiento en el que el día 1 se entrene pecho y brazo, el día 2 se entrene espalda y hombro, y, el día 3 se entrene pierna y cardio.