La especificidad del entrenamiento es otro de los conceptos que debemos incluir dentro de los principios del entrenamiento; todo practicante de cualquier tipo de deporte o disciplina debe conocer esto. Veamos de qué se trata.
El principio de especificidad establece que el entrenamiento deportivo debe ser relevante y apropiado para el deporte para el cual el individuo está entrenando y con el efecto de producir el efecto deseado sobre las capacidades del cuerpo. Además, el entrenamiento debe progresar desde el acondicionamiento general al entrenamiento específico para las habilidades particulares requeridas en ese deporte o actividad. Puedes ver más sobre La progresión, para conocer como avanzar en el gimnasio.
Esencialmente, el entrenamiento de especificidad significa que debes reforzar una habilidad para mejorar en ella. Es el principio que nace del viejo dicho, «la práctica hace la perfección».
Especificidad – Del entrenamiento general al específico
Para realizar la mayoría de los deportes y actividades físicas, necesitas un nivel básico de condición física, al menos si quieres lograr buenos resultados. Ya sea que juegues fútbol, baloncesto, rugby, o incluso que estés entrenando para una maratón, necesitas un determinado nivel de preparación física.
Y es entonces cuando el principio de especificidad deportivo entra en juego; algo básico cuando un atleta desea sobresalir en un deporte o actividad específica. Tu entrenamiento debería ir desde lo muy general, por ejemplo levantamiento de pesas y algo de Cardio, a lo muy específico, lo que incluye realizar ciertos ejercicios de habilidad. Por ejemplo, un corredor deberá entrenar corriendo y un nadador deberá entrenar nadando. En resumen, el entrenamiento debería imitar la acción y las habilidades que se necesitarán en el juego o la actividad deportiva.
Beneficios de tener en cuenta la especificidad del entrenamiento
El objetivo principal de la especificidad del entrenamiento es entonces acondicionar los músculos que se utilizarán en la actividad. Mientras más específico entrenes, mejor dominarás las habilidades que necesitarás, e incluso podrás aprender la mejor forma de usarla. Si estás entrenando para correr una carrera, por ejemplo, trabajarás en tu velocidad y resistencia. Pero también tendrás que entrenar bajo las condiciones que imiten la carrera en sí.
Esto incluye el entrenamiento en el mismo tipo de terreno con colinas, pavimento y condiciones climáticas para aumentar la distancia y el ritmo requeridos. Si bien simplemente podríamos correr en una cinta de correr, eso no nos prepararía mental y físicamente para las variadas condiciones que encontrará en una carrera de carretera. Como ves, son varias las variables a tener en cuenta en la especificidad del entrenamiento, nada fuera de común, lo importante es estructurarse en el entrenamiento.
Los componentes que conforman la especificidad del entrenamiento
Además del significado conceptual, existen dos componentes que dan origen a la especificidad de entrenamiento; el primero es la biomecánica y el segundo es el sistema de energía utilizado.
El aspecto biomecánico en la especificidad del entrenamiento
Como ya hemos visto, el entrenamiento también debe ser específico para los aspectos biomecánicos o relacionados al movimiento del deporte en práctica. Un corredor no puede mejorar significativamente su capacidad de andar en bicicleta, modificando solo su demanda de energía a pesar de que esta se adapte a la perfección.
Lo vuelvo a repetir por enésima vez, es necesario el realizar movimientos específicos reales que luego serán utilizados para estimular los sistemas de energía. Es decir, nuestro entrenamiento tiene que reflejar el movimiento básico a desarrollar; debemos realizar movimientos articulares y específicos típicos del deporte que deseamos practicar para lograr resultados visibles y reales.
El sistema de energía en la especificidad entrenamiento
Cada objetivo de entrenamiento tiene asociado una determinada necesidad de alguno de los tipos de sistema de energía del cuerpo, que como ya sabemos son tres los sistemas de energía que determinan la producción de la misma:
El sistema anaeróbico del fosfato de creatina
Este es responsable de la máxima producción de energía en un espacio muy corto de tiempo, generalmente en ejercicios de algunos segundos de duración. Asociados a este sistema de energía están las exhibiciones de fuerza, velocidad y potencia, como los esfuerzos de sprint corto, saltar o levantar un peso máximo.
El sistema anaeróbico del lactato
Este es responsable de la generación de energía durante un período de tiempo intermedio que dura entre 10 segundos hasta 3 minutos. Asociado a este sistema de energía están los ejercicios que requieren importantes cantidades de energía a corto y mediano plazo lo que deriva en la producción de ácido láctico y un aumento de la demanda de oxígeno. Los ejemplos incluyen sprint de 400m, un intervalo máximo de ciclismo durante un minuto o un ejercicio de fuerza realizado por series de 6 a 12 repeticiones.
El sistema de energía aeróbico
Este favorece a ese tipo de actividad muscular que está muy por debajo del esfuerzo máximo y se puede mantener casi indefinidamente en el tiempo. Ejemplos son: correr largas distancias, el ciclismo de larga distancia o incluso el realizar caminatas prolongadas.
Por lo tanto nuestro entrenamiento debe ser específico a las exigencias del sistema de energía que involucremos en nuestros entrenamientos. Si eres un atleta que tiene que mejorar la fuerza y la salida en potencia durante un corto intervalo de tiempo, debes adecuar tus necesidades de entrenamiento para reflejar esa demanda. En este caso, por ejemplo, un entrenamiento aeróbico no va a producir el resultado deseado en el atleta.