La ortorexia, un término derivado del griego «orthos» que se traduce como correcto, y, «orexis» que significa apetito, se ha consolidado como un trastorno alimentario que va más allá de la simple búsqueda de una dieta saludable. En el mundo de la musculación y el fitness, obsesionarse con la alimentación consciente y la salud puede convertirse en una sombra que distorsiona la relación con la comida de una manera perjudicial. Este trastorno, que puede parecer beneficioso en un primer momento, representa una preocupación creciente en la intersección entre la salud física y mental.
El problema derivado de la ortorexia se caracteriza por una obsesión desmedida con consumir alimentos que el individuo considera saludables, puros o limpios. Aunque la búsqueda de una alimentación equilibrada es positiva, la ortorexia lleva esta aspiración a niveles extremos, provocando restricciones dietéticas severas y una dedicación obsesiva al proceso de selección, preparación y consumo de alimentos que pueden derivar en grandes problemas. En la sociedad contemporánea, donde las redes sociales y los medios de comunicación inundan constantemente con imágenes idealizadas de cuerpos «saludables» y dietas aparentemente perfectas, la ortorexia encuentra terreno fértil. La presión para alcanzar estándares poco realistas y la sobreexposición a información sobre dietas y nutrición pueden contribuir al desarrollo de esta obsesión patológica. A medida que la ortorexia impacta tanto la salud física como la mental, es fundamental comprender sus raíces y consecuencias.
En este artículo, hablaremos en profundidad sobre la ortorexia, y cómo este trastorno no solo afecta a la persona a nivel individual en los entrenamientos, sino que también tiene un impacto significativo en las interacciones sociales y la calidad de vida en general. Explorar los síntomas, causas y consecuencias de la ortorexia arroja luz sobre la complejidad de este fenómeno, destacando la importancia de abordar de manera integral tanto los aspectos físicos como psicológicos en la búsqueda de soluciones y tratamientos efectivos.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas de la ortorexia reflejan una preocupación obsesiva por la pureza y la calidad de los alimentos consumidos, distorsionando la relación normal con la comida. Entre los signos más destacados se encuentra una atención excesiva a la composición nutricional de los alimentos, la procedencia de los ingredientes y el método de preparación de los mismos. Aquellos afectados por la ortorexia suelen mostrar un deseo obsesivo de controlar todos los aspectos de su dieta, llevando a restricciones alimentarias cada vez más estrictas.
La ansiedad en torno a la comida «permitida» y «prohibida» es un componente clave de la ortorexia. Las personas afectadas pueden experimentar niveles elevados de estrés ante la posibilidad de consumir algo que perciben como no saludable, incluso evitando eventos sociales donde la comida no cumple con sus estándares rigurosos. La exclusión de grupos alimenticios enteros es otra señal reveladora. Los individuos con ortorexia a menudo eliminan categorías completas de alimentos, como carbohidratos, grasas o lácteos, en un esfuerzo por adherirse a su definición personal de una dieta «limpia» o «perfecta».
Además, dedicar una cantidad desproporcionada de tiempo a la planificación de comidas, la investigación sobre nutrición y la preparación meticulosa de alimentos es común entre aquellos que experimentan ortorexia. Este enfoque compulsivo hacia la alimentación puede resultar en una disminución significativa de la calidad de vida, ya que la preocupación constante por la comida consume gran parte del tiempo y la energía diarios, repercutiendo en un aislamiento social importante. En conjunto, estos síntomas revelan un patrón de comportamiento obsesivo en torno a la alimentación que caracteriza la ortorexia y distingue este trastorno de simples elecciones saludables de dieta.
¿Cuáles son las causas de la ortorexia?
Las causas de la ortorexia son múltiples, implicando un desarrollo en torno a la interacción compleja de factores genéticos, sociales y psicológicos. En un mundo donde la presión por alcanzar estándares de belleza y salud poco realistas se encuentra en constante aumento, la ortorexia surge como una respuesta extrema a estas expectativas.
- Presión social y medios de comunicación: La sobreexposición a imágenes idealizadas de cuerpos y estilos de vida «saludables» a través de los medios de comunicación y las redes sociales puede generar una presión significativa. La constante comparación con estas representaciones puede llevar a una obsesión poco saludable con la alimentación «correcta».
- Factores genéticos y de personalidad: Estudios sugieren que ciertos rasgos de personalidad, como la perfección y la obsesión por el control, pueden tener una base genética. Las personas con predisposición genética pueden ser más propensas a desarrollar comportamientos relacionados con la ortorexia.
- Experiencias traumáticas o estresantes: Experiencias traumáticas relacionadas con la alimentación o el cuerpo, como críticas sobre el peso o experiencias de bullying, pueden desencadenar la ortorexia como una forma de recuperar el control en un área específica de la vida.
- Acceso a la información sobre dietas: La facilidad de acceso a información sobre dietas y nutrición puede contribuir a la ortorexia, siendo en muchos casos información equivocada. La abundancia de consejos contradictorios y enfoques extremos puede confundir a las personas, llevándolas a adoptar patrones de alimentación restrictivos.
- Trastornos psicológicos preexistentes: La presencia de trastornos psicológicos, como la ansiedad o la depresión, puede aumentar la vulnerabilidad a la ortorexia. La búsqueda de control a través de la alimentación puede ser una estrategia de afrontamiento para manejar estas condiciones.
- Otros trastornos derivados de la nutrición: Este trastorno se relaciona con otros trastornos de carácter alimenticio como la bulimia o la anorexia. La restricción de la alimentación comienza con la eliminación de diversos grupos musculares, pudiendo derivar en estos otros problemas nutricionales de mayor envergadura.
¿Qué consecuencias tiene?
Las consecuencias de la ortorexia son diversas y afectan tanto la salud física como a la mental de quienes la padecen. La obsesión con la alimentación saludable puede tener un impacto negativo en la calidad de vida y en las relaciones sociales. Algunas de las consecuencias más comunes son:
- Deficiencias nutricionales: Como es lógico, la restricción extrema de grupos alimenticios puede resultar en deficiencias nutricionales, afectando la ingesta de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales para el cuerpo. Esto puede conducir a problemas de salud como la fatiga, la debilidad y el deterioro del sistema inmunológico.
- Pérdida de peso no saludable: La ortorexia a menudo se asocia con una pérdida de peso no saludable. La obsesión por evitar alimentos percibidos como no saludables puede llevar a una ingesta calórica insuficiente, contribuyendo a la pérdida de peso no planificada y a problemas relacionados con la malnutrición.
- Problemas digestivos: Las restricciones dietéticas extremas pueden provocar problemas digestivos, como estreñimiento o síndrome del intestino irritable. La falta de diversidad en la dieta puede afectar negativamente a la salud gastrointestinal.
- Ansiedad y aislamiento social: La ortorexia puede generar una ansiedad constante en torno a la comida y a las situaciones sociales que involucren alimentos no considerados saludables. Esto puede conducir al aislamiento social, ya que las personas afectadas evitan eventos sociales donde no pueden controlar la calidad de los alimentos.
- Impacto en la salud mental: Además de las consecuencias físicas, la ortorexia afecta la salud mental. La obsesión constante con la comida «correcta» puede generar estrés, ansiedad y, en casos extremos, contribuir al desarrollo de trastornos de la alimentación más graves.
¿Cuál es el mejor tratamiento para la ortorexia?
El tratamiento para la ortorexia implica un enfoque integral que aborda tanto los aspectos físicos como los psicológicos del trastorno. En primer lugar, el reconocimiento del problema y la aceptación por parte del sujeto de buscar ayuda profesional es vital para que cualquier tipo de tratamiento sea efectivo. La terapia cognitivo-conductual o TCC ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de la ortorexia. Esta terapia trabaja para modificar los patrones de pensamiento disfuncionales y promover un cambio en la relación con la comida, abordando problemas subyacentes de autoestima y control.
Tras esto, la orientación de un profesional de la nutrición es esencial para corregir deficiencias nutricionales y establecer hábitos alimenticios equilibrados. El asesoramiento nutricional se enfoca en la educación sobre una alimentación saludable y flexible, evitando restricciones extremas como las presentes en este trastorno. Una dieta equilibrada se basa en comer de todo en las proporciones adecuadas, no en la eliminación de alimentos de forma restrictiva total. Asimismo, cuando hay consecuencias físicas graves, como deficiencias nutricionales o pérdida de peso extrema, la intervención médica puede ser necesaria. Los profesionales de la salud pueden supervisar la recuperación y abordar problemas de salud específicos.
El apoyo emocional de amigos y familiares es crucial en el proceso de recuperación. Para ello, fomentar un entorno de comprensión y empatía puede contrarrestar el aislamiento social asociado con la ortorexia. Además, la terapia de grupo con personas que han sufrido el mismo trastorno puede permitir compartir la experiencia de un modo directo, generando una situación de entendimiento mayor.