¿Vigorexia? ¿Dismorfia Muscular? Palabras raras, no? Pero su significado, en el mundo de la musculación, es mucho más que conocido. Veamos qué es la vigorexia y como se trata…
¿Aún no hiciste tu sesión de entrenamiento con pesas y estás pensando constantemente en ello? ¿Vas al gimnasio, mientras estás de baja por enfermedad? ¿Toda tu vida gira en torno al desarrollo del físico y para colmo, te sigues sintiendo demasiado delgado a pesar de tener unos brazos de 45 cm?
Muy bien, hay grandes posibilidades de que realmente seas adicto al fisicoculturismo, o al menos, a que esto se convierte en una obsesión, en donde padeces una imagen de ti mismo un poco disociada de la realidad.
¿Qué es la vigorexia?
La dismorfia muscular o vigorexia es un trastorno mental en el que la persona se obsesiona por su estado físico hasta niveles patológicos. Estas personas tienen una visión distorsionada de ellos mismos y se ven débiles y delgados. Por este motivo, el trastorno incide directamente sobre su conducta alimentaria y sus hábitos de vida, y se caracteriza en que la persona que la padece realiza una actividad física extrema, abandonando las relaciones sociales y descuidando otros aspectos de su vida, para dedicar todo su tiempo a entrenar.
Esto, en parte, está asociado a ciertos mecanismos de recompensa que posee el cuerpo. Como sabemos la actividad deportiva libera suficientes sustancias similares a la morfina, las famosas endorfinas, las cuales podrían crear una cierta dependencia y explicar este fenómeno.
Sin embargo, todos los atletas no sufren de adicción, sea cual sea el nivel de la práctica. ¿Entonces por qué hay practicantes de culturismo que sufren de vigorexia? Pues es probable que las razones de este trastorno estén relacionadas, mucho más, con un factor psicológico que con algo físico; y esto afectaría no solo nuestra autoestima, sino a la propia imagen que vemos de nosotros mismos.
Criterios para identificar un cuadro de vigorexia
La ciencia ha estudiado el fenómeno de la adicción al deporte y en especial la relacionada con el fisicoculturismo. Y si bien no es reconocida como una enfermedad por la OMS, se han propuesto los siguientes 9 criterios para determinar si existe dependencia o no:
- Entrenan incluso cuando usted está enfermo o descompuesto.
- Han llegado al nivel de continuar un entrenamiento de fuerza después de lesionarse.
- Nunca se perderían una sesión de entrenamiento con pesas, incluso si no se sienten en forma.
- Se sienten culpables si no completan el día de entrenamiento.
- Si se saltean una sesión de entrenamiento, sienten que su masa muscular disminuye.
- Su familia y/o amigos se quejan del tiempo que se pasan en el gimnasio.
- El entrenamiento de fuerza ha cambiado por completo su estilo de vida.
- Tienden a organizar sus actividades de negocios de acuerdo a sus días y horarios de entrenamiento.
- Si tienen que elegir entre entrenar e ir a trabajar, eligen el entrenamiento.
- Si te sientes realmente identificado con muchas de las afirmaciones anteriores, básicamente, tu vida gira en torno al entrenamiento con pesas.
No es algo descabellado pensar que cualquiera puede entrenar en el gimnasio sin que esto afecte diferentes ámbitos de su vida. Pero si la adicción al desarrollo muscular tiene consecuencias perjudiciales en la vida personal y las relaciones, se podría llegar a considerar realizar un tratamiento con un psicólogo.
¿En quiénes se da la vigorexia?
El trastorno dismórfico corporal es una enfermedad que afecta a hombres y mujeres psicológicamente frágiles. Estas personas tienen una visión distorsionada de su cuerpo, que no se condice para nada con el de la realidad: la delgadez siempre será demasiado grande y suficiente como para estar lejos de ser un musculoso fisicoculturista. Esto puede hacer que termines realizando todo tipo de actos contraproducentes para la salud. Desde abusar de esteroides y anabolicos, hasta llegar a inyectarse sustancias como el Synthol directamente al cuerpo.
Con bases similares a la anorexia (de hecho, se la llamó anorexia de los hombres, anorexia inversa o complejo de Adonis), la enfermedad se origina en una fobia social y el miedo a asumir responsabilidades en la vida. La gran diferencia con la anorexia, no es el descenso de peso sino el aumento de musculatura y la gran coincidencia es la imagen distorsionada que se tiene del propio cuerpo: la persona anoréxica se ve gorda, el vigoréxico se ve delgado.
Como ves, esto no es simplemente un complejo físico, sino un trastorno psicológico que puede llevar a un comportamiento de auto repliegue y al aislamiento social. Pero esto no termina ahí, debemos considerar los problemas de salud causados por la práctica excesiva del deporte y el uso de productos dopantes.
Por suerte la dismorfia muscular se puede curar. El remedio es una mezcla entre ayuda psicológica para encontrar la fuente del padecimiento y el tratamiento médico para tratar el síntoma. Para ambos casos mi recomendación es que no dudes en consultar con los médicos especialistas, ellos serán quienes te van a guiar por el camino de la aceptación y el éxito. De este modo podrás disfrutar mucho más de esta hermosa disciplina que es el entrenamiento de fuerza y el desarrollo muscular.